El siguiente TP consta de tres partes, cada una en
un documento Word diferente, de modo que resulte más organizado para Uds. Les
pido que la entrega sea en un solo y mismo documento, con los títulos bien
diferenciados. El plazo de dicha entrega es hasta el viernes 26/6.
Para esta segunda parte de nuestro recorrido sobre
este tema, tomaremos los siguientes ejes: la aparición de la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud,
luego de la clínica psiquiátrica medicalizadora
y los manicomios, y, como corolario, lo que nos dice la Ley de Salud
Mental (Nacional y Provincial) acerca de los pacientes que padecen
sufrimiento psíquico, o trastornos mentales.
Hacia
finales del siglo XIX, en los asilos de Europa en general, se hablaba de una
“epidemia” que azotaba a las mujeres de los sectores más acomodados de la
sociedad. La llamaron “Histeria”. Las mujeres que padecían este trastorno
desconcertaban a los psiquiatras de la época, pues sólo podía hablarse de
“enfermedad mental real” en caso de que un tejido fuera la sede y causa de la
misma. Ahora bien, en el caso de estas mujeres, no existía ninguna causa
orgánica para sus síntomas histéricos. En este escenario, los psiquiatras sólo
podían responder afirmando que estas pacientes “actuaban” sus síntomas. Eran
“actrices”, y no existía enfermedad. No parecía haber en el horizonte ni
tratamiento ni cura posible para este tipo de padecimientos, hasta que un
médico neurólogo vienés llamado Sigmund Freud empezó a socializar sus teorías
sobre los mismos.
Freud
sostenía que existían en los humanos mecanismos
psíquicos, imposibles de detectar para los instrumentos científicos de la
medicina de la época, que eran los que daban lugar a los síntomas histéricos.
Se trata de síntomas que, aún
apareciendo de manera fuertemente real en el cuerpo, no tenían una causa en el
organismo biológico. Es decir, existe una
trasmudación de los procesos de la psique (“alma” en griego) a la esfera del
cuerpo. Hoy, la ciencia actual la llama “somatización”, o “síntomas
psicosomáticos”. Además, dichos procesos también intervenían en lo que
Freud llamó “Psicopatología de la vida cotidiana”. A través de este concepto,
demuestra que existen los mecanismos anteriormente mencionados, por medio de
ejemplos cotidianos como puede ser un “acto fallido”: tener una intención consciente
de decir una cosa, y decir en realidad otra (ejemplo: querer referirnos por su
nombre a Juan, y llamarlo “Pablo”).
En
suma, Freud descubre que, en cada uno de nosotros funcionan estos procesos, que
llamó “inconscientes”. El gran descubrimiento de Freud pues, es el inconsciente.
Con
esto, deja a las claras que los síntomas, los sueños, los olvidos (muchas veces
de cosas muy importantes), los actos fallidos, los chistes, y otros etcéteras,
son efectos del inconsciente, y no de una alteración en los tejidos causada por
ningún agente patógeno. También, nos enseña que la llamada “locura” no se trata
solamente de delirios, alucinaciones, ni
“falta de razón”. Se trata de algo cotidiano, propio de los seres
humanos. La “locura” habita en cada uno de nosotros/as, de manera absolutamente
particular y subjetiva, producto de una historia individual. Y se manifiesta
también de manera particular y subjetiva.
Este
aporte de Freud nos da un panorama de que existe un “más allá” de uno mismo,
que se escapa de la voluntad de nuestros decires y accionares conscientes, y
que se da a conocer a través de la somatización en la histeria, por ejemplo,
así como de los sueños, chistes, fallidos, entre otras manifestaciones.
Ahora
bien, otro descubrimiento en este camino, tiene que ver con el tratamiento de este tipo de padecer.
Tal descubrimiento tiene que ver con el poder de la palabra. Es aquí que tiene
lugar el nacimiento del Psicoanálisis, o
“análisis del alma”, posible a través de la palabra. El procedimiento consta,
básicamente, de escuchar las “ocurrencias” de los pacientes. Hablar de
“ocurrencias” significa que el paciente hablaba de lo que se le ocurría, sin
pensar demasiado, y así se podía ir rastreando la posible causa de los síntomas.
Freud nota que, muchas veces, un
recuerdo traumático de la infancia podía ser el origen. Una vez recordado ese
episodio, los síntomas cedían.
Este
es el origen de la Psicoterapia (terapia de la palabra), así como el momento en
el que las histéricas dejaban de ser consideradas “actrices” o “simuladoras”,
para considerarse “pacientes” con un sufrimiento, y que ahora encontraban un
lugar para iniciar un tratamiento adecuado para el mismo.
Actividades:
1) La
primera consigna será explicar breve y
sencillamente qué es la psicología, la psiquiatría y la neurología. Cuál es el
enfoque de cada una de estas ciencias, cómo se diferencian entre sí, y de qué
constan sus tratamientos.
2) ¿Cuáles son los dos grandes descubrimientos de
Freud en relación con los síntomas histéricos?
¿Qué repercusiones y efectos tiene dicho descubrimiento en el campo de
la salud mental? ¿Y qué cambios introduce en la manera de entender la “locura”?
3) A partir de lo leído en relación al concepto de
“somatización”, ¿qué ejemplo se te ocurre?
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